Los días 8, 9, 10, 11 y 12 de Mayo tuvimos la oportunidad única de viajar a uno de los lugares más mágicos de nuestro país: Palomino y La Sierra, el límite entre los departamentos de la Guajira y Magdalena. Nuestra misión era aprender mucho y compartir con otros a través del servicio.
Los estudiantes de décimo se aventuraron en este viaje lleno de aprendizajes, donde cumplieron retos, se ejercitaron, disfrutaron de una conexión muy importante con la naturaleza, aprovecharon de la frescura del Río, conocieron historias de vida como la de «Don José», compartieron con los niños del CDI de Palomino, convivieron con los indígenas Kogui del internado Sewiaka, pero, sobre todo, se conocieron más a sí mismos y a sus compañeros.
Esta fue una experiencia maravillosa llena de creatividad, actividad y servicio que fue acompañada por la empresa Kajuyalí, muchas gracias a ellos por su trabajo.
«Y vi que el mundo es más grande que la ciudad en que vivimos, desde la salida de Riohacha hasta, la Sierra y Palomino, tenía miedos, prejuicios y estereotipos…pero cambió la percepción de todo, de mi país, comunidad y hasta la misma naturaleza, nunca pensé que haría todo el trabajo sin ningún problema». – Reflexión estudiante de décimo –
Aprovechamos para agradecer a todas las familias que nos colaboraron con las pantalonetas y cobijas; logramos entregarle una a cada niño del internado y sus sonrisas lo dijeron todo.
Muchas gracias, como siempre a la solidaridad de la Comunidad Victoria.